Las herramientas TAO han dado un disgusto a más de uno y de dos (me incluyo). Sin embargo, no podemos negar que muchas veces son una gran ayuda, y personalmente se me ilumina la cara cuando la máquina trabaja por mí traduciendo el párrafo de presentación o de conclusión del documento (ese momentazo cuando, por arte de magia, quince segmentos se traducen solos en segundo y medio, indicando una coincidencia del 100%). También me parece maravilloso que Trados compense mi memoria de pez y, solo con realizar una sencilla búsqueda, me diga cómo he traducido este o aquel término en documentos anteriores o, lo que es más grave y frecuente, en el mismo documento que estoy traduciendo en ese instante.
Se puede pensar que las TAO están concebidas sobre todo para ámbitos o textos repetitivos, como pueden ser los técnicos (instrucciones, especificaciones etc…), pero nada más lejos. ¿Sabéis en qué ámbito me resulta Trados de una ayuda vital? Traduciendo los catálogos de moda y complementos que, una temporada tras otra, utilizan formulismos parecidos o incluso presentan los mismos productos con ligeras modificaciones.
En el ámbito de la moda es necesario ser muy creativo, algunos textos son puro marketing. Me encanta ver las soluciones que propuse el día que traduje tal o cual frase…para bien o para mal. A veces enarco la ceja al leer la falta de imaginación de un juego de palabras, seguramente traducido a las once de la noche, con una jornada maratoniana a mis espaldas. En esas ocasiones me apresto a encontrar una opción más elegante, ingeniosa o natural. Otras veces enarco las dos cejas al sorprenderme de la solución genial que propuse en su día, de lo apropiado que suena el término escogido o me enorgullezco de la distancia tomada con respecto al texto para escribir en español. Solo en español, sin los galicismos o anglicismos que hacen cumplir su ley en el sector textil.
Hay días en los que estamos más sembrados (gloriosos días), y otros en los que no enlazaríamos una palabra con otra. Trados es la herramienta que me ayuda a disimular esa falta de inspiración, y me propone soluciones de la temporada anterior como una musa informática. Cuando se da la situación contraria y, al leer lo que ofrecí al cliente en su día, solo puedo decirme “¿en qué estarías pensando?”, es una oportunidad perfecta para redimirme y, ante todo, superarme con una solución de la que me pueda sentir orgullosa.
Trados: esa herramienta que no solo te recuerda cómo tradujiste ese segmento, sino que además te devuelve la inspiración y la chispa. Herramienta que te recuerda tus inicios, ya sea con la frescura de tus antiguas soluciones o con las pifias mentales que te montaste en su día.
Pero lo que, sin duda, más me gustar observar es mi evolución como profesional a través de esas decisiones que tomé en su día. Una forma de arqueología que marca la evolución de tu estilo personal al traducir, explica cómo se ha conseguido pulir y muchas veces arroja luz sobre cómo debería traducirse ese segmento a punto de pasar a formar parte de la memoria.